Los conjuros son parte de la relación que tenemos con las energías del universo. Son el medio por el cual expresamos nuestros deseos. Y las revelaciones del oráculo, las predicciones y los consejos de las adivinas son sus respuestas.

En cuestiones de pareja, los conjuros de amor actúan de la misma manera que las oraciones. Evocamos nuestros sentimientos y los presentamos ante el cosmos. Esperando siempre el favor concedido. Y que el universo, los santos o los seres de luz en quienes confiamos, nos concedan lo pedido.

Las palabras tienen poderes especiales, ya que al salir de nuestras bocas denotan valentía. Y en el mundo espiritual, tienen una fuerza única. Siempre y cuando, sean expresadas con convicción y fe.

Un conjuro puede estar dirigido al cosmos, un santo, una entidad, la naturaleza o los mismos arcángeles. En ocasiones, los expertos tienen a mano las palabras de un conjuro específico para cada deidad. En otras, un conjuro personal es usado para presentar el deseo de unión.

En todo caso, las palabras deben ser escogidas con cuidado. Porque de lo contrario, puedes llegar a pedir u ofrecer algo que realmente no deseas. Y así como funcionan los conjuros de amor, también funcionan los conjuros de desamor o mal augurio.

Por lo tanto, debes asegurarte de pedir adecuadamente. Y recurrir al consejo de una hechicero o vidente experto. Quien, además, podrá asesorarte sobre el tipo de hechizo o amarre ideal para tu situación.